¿Que fue la Estrella?
Siempre suponiendo que la Estrella existía las explicaciones más creíbles implican a solo dos (o tal vez tres) fenómenos observados en los años anteriores a la muerte del Rey Herodes: una triple conjunción de Júpiter y Saturno en 7 A de C y una nova o cometa observado por los chinos y coreanos en 5 y/o 4 A de C. Más recientemente se ha incluido la ocultación propuesta por Molnar como un posible tercer suceso de importancia para los Reyes Magos.
Una «triple conjunción» se produce ocasionalmente entre los planetas exteriores, pero solo se aprecian a simple vista entre Marte, Júpiter y Saturno. La última triple conjunción que se producía era entre Urano y Neptuno, en 1993. Normalmente, cuando dos planetas exteriores se encuentran, se produce una sola aproximación. Sin embargo, cuando el movimiento relativo de la Tierra en su órbita y de los planetas es adecuado, se pueden producir tres encuentros en vez de uno (aunque nunca dos). Cuanto más exterior el interior de los dos planetas, más común son las ocultaciones triples frente a las normales, aunque en cada caso la frecuencia media es del orden de uno cada dos siglos. Mientras que menos de un 2% de las conjunciones entre Marte y Júpiter o Saturno son triples, el 11% de las conjunciones entre Júpiter y Saturno y el 63% de las entre Urano y Neptuno son triples.
Una conjunción de Júpiter y Saturno se produce cada 20 años cuando Júpiter se adelanta a Saturno en su órbita. Raras veces son muy espectaculares: de hecho, entre 1 A de C y el año 2000, de 122 conjunciones entre los dos planetas, solo 7 llegan a dar lugar a una aproximación a menos de 10 minutos de arco. En el año 7 A de C se producía una conjunción triple en la constelación de Piscis, una constelación asociada con los judíos. Para los babilonios, Júpiter era un planeta bueno y Saturno malvado y, por tanto, esta mezcla de bien y mal en una constelación asociada con los judíos podría haber inducido unos pensamientos muy ambiguos. Algunos expertos piensan que eso en si era suficiente para ser la Estrella de Belén.
No obstante, hay varios datos importantes que nos pueden hacer dudar que una simple conjunción triple era la Estrella de Belén. En primer lugar, aunque infrecuentes (a veces pueden pasar cuatro siglos entre conjunciones triples, aunque también pueden tener lugar separados por solo 40 años), no son tan infrecuentes; se observaron 7 entre en el último milenio Antes de Cristo, tres de ellas (980 A de C, 861/860 A de C y, la conocida, de 7 A de C) en la constelación de Piscis. Dos de las conjunciones triples (las de 146/145 A de C y de 821/820 A de C) eran mucho más espectaculares que la de 7 A de C. El segundo dato importante es que los babilonios no parecen haber tenido ningún interés por las conjunciones: de cientos de observaciones suyas, solo una se refiere a una conjunción, aunque las conjunciones son muy frecuentes.
Un segundo factor en la conjunción triple de 7 A de C fue el «amasamiento de planetas» que se producía posteriormente. El 20 de febrero de 6 A de C Marte estaba en conjunción con Saturno y a solo 8 grados de Júpiter, todavía en la constelación de Piscis. Marte estaba a solo 22 grados del sol, pero pudo observarse durante el crepúsculo vespertino. Aunque este suceso no habría sido muy vistoso, se argumenta que, una vez más, habría atraído la atención de los Reyes Magos hacia la constelación de Piscis. El encuentro entre Júpiter - el rey de los planetas - y Marte - el planeta de la guerra - les habría supuesto la aparición tal vez de un rey que iba a traer guerra. En el contexto judío eso les habría significado el nacimiento de un rey liberador, que expulsaría a los romanos de Judea.
De nuevo, este suceso en si no es ni excepcional, ni importante. Los amasamientos planetarios son comunes cerca de la conjunción con el sol. De hecho, la conjunción triple de 821/820 A de C fue seguida por un amasamiento de Júpiter, Saturno, Marte y Mercurio. Seguidamente a la triple de 523/522 A de C hubo un amasamiento de Júpiter, Saturno y Venus, con una conjunción de Júpiter y Venus. Incluso las conjunciones normales de Júpiter y Saturno pueden incluir amasamientos importantes: el 25 de abril de 126 A de C se producía una conjunción normal de Júpiter y Saturno (separación 45 minutos). Esta fue precedida por amasamientos de Mercurio, Júpiter y Saturno; de Venus, Júpiter y Saturno; y, el mismo día de la conjunción, se amasaron Mercurio, Venus, Júpiter, Saturno y la luna bajo en el crepúsculo matutino.
No obstante, en el caso de la conjunción triple y amasamiento posterior de 7 A de C se producían dos circunstancias más. En primer lugar tenemos la ocultación de Júpiter por la luna. Para unos Reyes Magos astrólogos eso había sido un fenómeno de gran importancia que les habría confirmado sus sospechas que un rey iba a nacer entre los judíos. Después, tenemos unos escuetos textos chinos:
En la crónica «Ch'ien-han-shu» encontramos una referencia interesante:
«Segundo año del reinado de Ch'hien-p'ing, segundo mes,
un hui-hsing apareció en Ch'ien-niu durante más de 70
días»
Mientras que la crónica coreana «historia de tres reinos - la crónica de
Silla (Samguk Sagi)» apunta que
«Año 54 de Hyokkose Wang, segundo mes, Chi-yu, un po-hsing
apareció en Ho-Ku»
La primera cita dice que un cometa apareció al norte de Alfa y Beta Capricornii en marzo de 5 A de C y se mantuvo visible ahí 70 días. La segunda es más curiosa puesto que el día «Chi-yu» no existe en el segundo mes del año: es como decir el «30 de febrero». Si se supone, en cambio, que «Chi-yu» es «I-yu» la fecha ya es finales de marzo. Un «po-hsing» puede ser una estrella brillante o un cometa sin cola. La posición es el sur de Aquila, muy próxima a la posición de la «hui-hsing» chino, las fechas del año coinciden, pero «año 54» corresponde a 4 A de C. Richard Stephenson y David Clarke han investigado este caso a fondo y opinan que las dos crónicas tratan sobre el mismo objeto y que la crónica coreana tiene también un error de transcripción en el año. También concluyen que el objeto que, pese a mantenerse visible al menos dos meses y medio, no se desplazó, fue una nova y no un cometa. Hay precedentes por llamar «hui-hsing» a las novas o supernovas brillantes y, por tanto, eso no lleva nada de imposible. Otros expertos como el ruso Kukarin considera que el objeto fue una nova y apunta que la monzón chino, que empieza en abril, habría reducido mucho la visibilidad de la nova que podría en realidad haberse mantenido visible mucho más de 70 días.
Por tanto, estamos ante una nova brillante que apareció en un punto del cielo dentro de quizá 5 grados de la estrella Theta Aquilae, en marzo de 5 A de C. Esta nova se habría visto en el este al amanecer. Ahora recordamos que la Natividad probablemente tuvo lugar en marzo o abril de 5 A de C y que los Reyes Magos vieron la Estrella en el Este y que se mantuvo visible varias semanas mientras que preparaban y realizaban su viaje.
Expuesto así, no cabe duda. El objeto chino fue la Estrella de Belén.
Sin embargo, los Reyes Magos sabían que esa era la Estrella porque varios fenómenos anteriores se les había atraído la atención: la conjunción triple en Piscis, el amasamiento planetario también en Piscis les habría dicho que algo iba a suceder en Judea. La ocultación probablemente les habría dicho que este suceso esperado era el nacimiento de un rey. Cuando vieron la nova esa les fue la señal definitiva del nacimiento del Mesías.